
En respuesta a recientes publicaciones acerca de presuntas denuncias presentadas por Rudy Ruyman debido a las letras interpretadas por la Murga Trapaseros y la Murga Mamelucos durante el Carnaval, la Asociación Cultural Murga Trapaseros ha emitido un comunicado oficial manifestando su postura y aclarando diversos puntos.
La responsabilidad y el espíritu de la crítica murguera
El comunicado deja claro que la directiva del colectivo, liderada por su presidente y director, asume de manera plena y exclusiva la responsabilidad de las letras interpretadas por la murga. La agrupación destaca que sus composiciones nacen del trabajo creativo de sus letristas, quienes se inspiran en el espíritu crítico y satírico que ha caracterizado a las murgas desde sus orígenes.
«Las murgas han sido históricamente una voz del pueblo, denunciando injusticias y señalando realidades que muchas veces se quieren ocultar», se afirma en el comunicado, reivindicando el rol de estas agrupaciones como parte esencial de la crítica social y cultural.
La sátira como herramienta legítima
Desde la Asociación Cultural Murga Trapaseros se enfatiza que su intención no es la difamación personal, sino la denuncia de actitudes y discursos considerados perjudiciales para la sociedad. La sátira, indican, es un recurso legítimo dentro del Carnaval y ha sido utilizado durante décadas como un medio para visibilizar aquello que se considera criticable.
En este sentido, la agrupación rechaza «cualquier intento de censura o criminalización del humor murguero», al cual consideran patrimonio cultural y manifestación legítima de la ciudadanía.
Apoyo a la Murga Mamelucos
En su comunicado, Trapaseros también extiende su apoyo a los letristas de la Murga Mamelucos, que al igual que ellos, ejercen su derecho a la libre expresión dentro del contexto artístico y crítico que ofrece el Carnaval.
Defensa de la libertad de expresión
La Asociación Cultural Murga Trapaseros concluye su comunicado con la esperanza de que este asunto se resuelva con el respeto debido a la libertad de expresión y al derecho a la crítica, pilares esenciales de cualquier sociedad democrática.
El conflicto subraya una cuestión recurrente en el ámbito del Carnaval: la línea que separa la crítica social de la ofensa personal, y cómo la censura puede poner en peligro una manifestación artística que durante generaciones ha servido como altavoz del pueblo.


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