Hacer equilibrios en un bordillo y disimular la chispa en la mirada,
Perseguir carrozas, sudar pintura y camuflarse tras la esquina,
Calcetines como tetas y levantarse la falda enseñando la pintina,
Un tacón tres tallas abajo, disfraz de fulana y las bembas mal pintadas.
La cara de perdida de tu amiga cuando cae la mascarita,
Las señales prefijadas cuando aparecen los maderos en la plaza,
No conocer al oso amoroso que te acompaña al portal de casa,
Perder la voz, los ñoños y la vergüenza bajo el disfraz de mariquita.
Las discusiones del concurso, y el “por ahí viene la batucada”,
Los merengues y bachatas que apenas suenan en el chiringuito,
Bailar con el codo pegado a la barra, un ron-cola y un chupito,
La cobra que te hace la pitufina, la bomba de humo de la recién casada.
El hielo que se hace agua, los campos de minas de cristales,
Cuerpos moribundos yacen en las aceras esperando la resurrección,
Que el pueblo es esto: verdad, mentira, realidad, simulación,
Que es la vida en si misma, día, tarde y noche mamando Carnavales.
Carlos Núñez (@rajazzo)
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