Mucho se ha tratado el tema de la cantera en el mundo murguero.
Los «murgueritos» son siempre la delicia en nuestros carnavales. Ver como una tradición tan nuestra como las murgas se les arraiga desde una edad tan temprana es cuestión de orgullo y trabajo bien hecho.
Los concursos de Murgas Infantiles han retomado la fuerza que realmente merecen, y poco a poco, esa fuerza irá a más. Y así es como debe ser.
Nuestros pequeños son nuestro futuro, y por tanto, debemos mostrarles cómo cuidamos y mimamos nuestras costumbres culturales de forma que entiendan, dentro de sus capacidades, por qué lo hacen.
El pasado concurso de murgas infantiles de Santa Cruz de Tenerife congregó a 21 «murguitas» que hicieron vibrar el Recinto Ferial y que demostraron la sobrada calidad que desprenden los pequeños, que poco o nada tienen que envidiar a las murgas adultas.
Nuestros pequeños son nuestro futuro, y por tanto, debemos mostrarles cómo cuidamos y mimamos nuestras costumbres
Lo propio ocurrió en la isla de Lanzarote, en la que se logró recuperar el concurso con la participación de 5 murguitas (Intoxicaditos, Gorfinijos, Cha Chau, Guacimetitos y Titinijos), que también hicieron el deleite del público conejero; o en Fuerteventura, dónde también se celebró el I Concurso de Murgas Infantiles con la participación de 4 agrupaciones murgueras infantiles (Chiquirompis, Tictactitos, Cascabeles y Garabatos)
Deseamos con todas nuestras fuerzas que en las demás islas con importancia murguera, como Gran Canaria, se logre recuperar un recurso tan básico como las «escuelitas murgueras», que permitan garantizar el futuro y el anclaje de nuestras murgas, y que ayude a infundir los valores que atañen a un grupo murguero: compañerismo, responsabilidad y, sobre todo, diversión.
También son parte fundamental las instituciones públicas, que deben poner un mayor énfasis en el fomento y recuperación de nuestra cultura desde las edades más tempranas, para lograr que los más pequeños se conciencien respecto a su responsabilidad para mantener nuestras tradiciones en el futuro.
Sobre todo, enseñarles este mundo desde el punto de vista del respeto al rival y del compañerismo, cosa que por desgracia en ocasiones deja mucho que desear en sus homólogos adultos.
Recuerden que nuestra cantera es nuestro futuro, y no podemos dejar que se pierda jamás, porque sin cantera, no hay murgas y sin murgas, no hay Carnaval.
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