La murga Desatadas ha vuelto a ser víctima de actos vandálicos en su local del barrio de El Sobradillo. A través de sus redes sociales, la agrupación denunció que su espacio ha sido atacado nuevamente en menos de una semana. Esta vez, encontraron piedras lanzadas al interior, un cenicero roto y un banco que acababan de reparar, completamente destrozado. Las imágenes que compartieron muestran el alcance de los daños, acompañadas de un sentimiento de impotencia y frustración.
Este local no es simplemente un lugar de ensayo para el Carnaval. Es un espacio comunitario construido y mantenido por las propias integrantes con esfuerzo económico, trabajo manual y dedicación constante. Cada mejora implica días de compromiso y organización, por lo que encontrarse una y otra vez con este tipo de ataques se ha convertido en un golpe anímico para el grupo. «Varios días trabajando para tenerlo listo y encontrarnos esto…», lamentaron en su publicación.
Los hechos no son aislados. Ya es la segunda ocasión en pocos días que el lugar sufre agresiones: lanzamientos de piedras, destrozos en elementos recién arreglados y daños visibles en infraestructuras que con esfuerzo habían logrado poner en pie. Esta situación ha llevado a la murga a alzar la voz y reclamar atención por parte del Ayuntamiento. Piden medidas concretas como limpieza regular en el entorno, mejoras en la seguridad del recinto y, sobre todo, respeto por un espacio que no solo les pertenece a ellas, sino que es parte activa de la vida cultural del barrio.
“No es solo nuestro local, es un punto de encuentro para el barrio”, recuerdan. En este espacio no solo se preparan para el Carnaval, sino que también desarrollan actividades sociales, talleres y acciones de mejora del entorno, contribuyendo al tejido comunitario del Sobradillo.
La situación que atraviesan pone sobre la mesa una pregunta incómoda: ¿están las zonas periféricas condenadas al abandono institucional? Las Desatadas temen que si no hay respuesta, tendrán que asumir nuevos gastos para proteger el lugar, lo que implicaría desviar recursos que deberían ir destinados a su labor artística y social. Un problema que, lamentablemente, se repite en muchos rincones olvidados de la ciudad.
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