Fuente: eldia.es
Rebobinados ha brillado con luz propia entre las 15 murgas que han participado en la primera y segunda fase. Hoy será la tercera, en la que se conocerán los premios.
Los niños de Romén Soriano hasta estuvieron pensando no salir. Al final, rescataron a Juan Bazzocchi para sus letras y simplemente cuadraron una actuación exquisita. Un primer tema de película. La mejor definición de por qué enamoran las murgas.
1.- Paralepípedos (2009). La murga que fundara Yerai Lorenzo estrenó directora: Yumaira Armas, que sustituye a Daniel de la Cruz, un referente de las últimas generaciones murgueras.
El repertorio lleva la firma de Jonás González, que se caracteriza por un enfoque infantil, en una apuesta por reinventarse y sorprender. Jonás escribe con los éxitos cosechados hasta 2016 en Rebeldes. La interpretación de Paralepípedos fue amable. Dos historias para entretener a la cantera.
Musicalmente, mejor el primer tema que el segundo.
Abrieron tiempo de concurso con «El orfanato», que buscó el humor al describir cómo era el suyo, para mezclar pinceladas críticas a la reforma educativa muy cercana a lo cotidiano. «El profesor no permite palabrotas». En el cierre, niños de 14 o 15 años reivindican cómo se jugaba hace 30.
El segundo tema, otra historia de «Náufragos», en el que caen en una isla y hacen su carnaval o sortean diferentes situaciones, un guiño al humor. Mejoran las letras, aunque por momentos faltó un poco de vocalización. Divirtieron.
2.- Carricitos (1993). Veinticinco años dando la murga y con brillos renovados. Gracias al impulso de Nayra Cabrera, que esta edición incluso ha buscado el refuerzo de Sergio González en sustitución de Junior Alonso. Ella con las letras y él con el montaje.
Su repertorio, una apuesta cuidada y en busca de conectar con el público infantil. Lo mejor, su interpretación, con voces que han mejorado respecto a 2016.
Tras la presentación, primer tema, que estuvo en consonancia con su fantasía de «Espantapájaros». Bajo el título de la canción «En febrero llegó el Carnaval», hizo un repaso por la actualidad infantil, a ritmo de pasodoble orquestado, al hacer mención a la Cabalgata de Reyes, la avioneta que cayó en Las Teresitas o los abusadores del colegio. Cuidada actuación musicalmente.
Su segunda canción, también con esa mejoría en sus voces. «Wifi (…)» hizo un repaso por la reforma educativa, con especial incidencia en la cantidad de tareas que les ponen los profesores. Destacó la intervención de una solista que no pidió aprobar sino un trato mejor y respeto a todos los niños.
Veinticinco aniversario y ha mejorado musicalmente, con letras cuidadas.
3.- Tiquis-Miquis (1999). Esta murga nunca defrauda y cada año da un paso de gigante. Es la magia que contagia Maikel Nazco, su director artístico que saca punta a su joya: el letrista Idafe González.
Tienen clara su filosofía en una apuesta por la letra y la murga infantil pura, sin parafernalia ni parodias.
El primer tema, «Costumbres nuestras», trajo al recuerdo la época dorada de los repertorios de los desaparecidos Singuangos y en la versión infantil los Melositos de Félix Padilla tiempo atrás. A ritmo de temas típicos, interpretó una letra dedicada a Canarias, en la que realzó la belleza de los seis parques naturales y los cuatro nacionales. Eso, después de recriminar que el traje de mago no es un disfraz. El argumento, aunque no es original, siempre ensancha el corazón y agrada al oído.
El segundo, una de las canciones más infantiles del concurso. «Hermanos menores» es el título de un tema que detalla qué siente un hermano mayor cuando nace su segundo hermano y pierde el protagonismo. Ironiza sobre situaciones cotidianas y, como los buenos temas, deja moraleja: la familia es lo más importante; tal vez un pelín largo. Tiquis-Miquis siempre sorprende. Es diferente.
4.- Rebobinados (2010). Menos mal que existen, si no habría que inventarlos. Con un Jeremi Soriano criado y ensolerado en las murgas, en plenitud, fueron lo mejor hasta ese momento. No solo de la fase sino del concurso, junto a Tiquis-Miquis y Sofocados.
Se nota la savia nueva. Junto al tándem de Romen Soriano y Tati como directores musicales, se estrena una perla del Carnaval, Sara Febles.
Bordó un primer tema espectacular. De matrícula de honor. Se estrena con el letrista Juan Bazzocchi, que sustituyó a Carlos Casanova (ahora Distraídos) y se nota que se ha dejado el resto. Su canción «Yo de eso no entiendo» es un espectáculo de arriba abajo. Ritmo, humor… Ironiza sobre la influencia del inglés del maniquí challenger, «que siempre ha sido 1, 2, 3… Juan, Periquito y Andrés». Genialidad en la referencia al cantar en italiano.
En el segundo, «Me lo puedo imaginar», bajó la intensidad, algo normal porque parecían de otra galaxia. Imaginando hablaron del abandono de El Toscal, el Auditorio, Las Teresitas o el García Sanabria, para acabar con la foto de los padre arriba en un homenaje. Musicalmente, sensacional. Vocalización, a la misma altura. Calidad.
5.- Retorciditos (2009). Se encontraron un recinto ferial con muchas ganas de murga. Fran Conde, el director, entregó la batuta a su hija, Amanda, y no se equivocó porque apunta maneras. Nada más poner en escena la presentación, estos «cochitos locos» de Granadilla sorprendieron al público, y se escuchó un «oh» en el recinto.
Letras de Airam Bazzocchi (Mamelucos), montaje musical de Lolo Tavío y Juani Febles (La Traviata)… se esperaba mucho. Musicalmente, fueron correctos y las letras partían de buenas ideas.
El primero, «La vida es un sonido», en el que los niños parecían que estaban acostados y cubiertos con una sábana blanca. Denunciaron la situación de los techos de su colegio y de ahí… al sonido del Carnaval, en el mejor momento de la canción, cuando cantan como orquestas, luego rondallas, y hasta como coches antiguos. La vida suena y ellos venían a ver si les sonaba la flauta.
El segundo, «TLP», un tema de enfoque original dedicado a Tenerife Lan Party. Al hablar de la vida es un juego, coquetearon con la jerga informática (Bermudito está minimizado) y hablaron de que aquello parece un concurso de disfraces. Entre sus méritos, quintos de la noche y los primeros en tocar la trompeta.
Sonaron bien, vocalizaron, buenas y originales ideas.
6.- Pita-Pitos (1995) también peleó por mantener el listón que había dejado Rebobinados. Segundo año de Alejandro Lorenzo al frente de la dirección artística. El pasacalle llenó de magia el recinto ferial.
Los niños de Julito Alfonso Plasencia, en el montaje musical, desgranaron dos letras de planteamiento tan original como complejo desarrollo. Pero Leroy Casañas y Julito aceptaron el reto de lograr el más difícil todavía en «El comedor», primera canción, donde desgranaron diferentes situaciones, como el fracaso escolar, la separación de los padres o la lista de espera.
Su segundo, «El coro», recreaba a un coro góspel en una capilla y rezaban al cielo para tener más tiempo para jugar con tanta tarea. En una letra con variopintas referencias, cabía de todo. «Por ser un canario nunca valor tendrás», y sacaron las fotos de artistas de la tierra, entre ellos Besay Pérez.
Demostración de ingenio cuando usan las notas musicales y la cantan de dos formas diferentes para pedir: «Doña Gladis, déjenos innovar en paz».
7.- Rebeldes (1970). Con Tati Arias al frente, llegó una de las murgas más esperadas, no en balde es segundo premio de Interpretación de 2016. Además, esta edición fue la del regreso de Airam Bazzocchi a la cajita de música de Jose «El Pirata». Su pasacalle y despedida son insuperables.
El primer tema, «La parodia», parecía las instrucciones que acompañaban al segundo tema. El tema inaugural era una crítica a la organización por la prohibición de la parodia y el exceso de medidas de control que han puesto en jaque su espectáculo. Su golpe de humor, cuando van montando la parodia para el segundo tema y, ajustados a la medida, dicen que solo han podido sacar a Bermúdez.
Su segunda letra, bien cantada, fue un intento de hacer poesía con una murga que camina sola por la edad de sus componentes; una murga juvenil con calidad musical. Al final, el hilo conductor se pone al límite y se mezclan muchas cosas bajo el paraguas de «Tropa Rebelde», y se echó en falta una mejor dicción. Tiene una fuerza única, aunque se esperaba mucho más.
Mejor la segunda fase que la primera (lo cual no era difícil).
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