Carnaval Tenerife

Diablos Locos gana la final de murgas del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife

Murgas Canarias

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Premios Interpretación

1. Diablos Locos
2. Bambones
3. Trapaseros
Accésit – Zeta Zetas

Premios Presentación al Mejor Disfraz

1. Mamelucos
2. Diablos Locos
3. MasQLocaS
Accésit – Bambones

Diablos Locos recuperó ayer la gloria que no conocía desde 2011 al alzarse con el primer premio de interpretación del concurso de murgas adultas. Bien gracias a la puntuación que arrastraban de la fase o bien porque su deslavazada actuación de anoche convenció al jurado al filo de las dos de la madrugada, los trónicos volvieron a saborear la gloria, lo que acompañan con el segundo en Presentación. Lo hicieron a costa de Bambones, que tras tres triunfos seguidos se conforman con el Segundo (más accésit en Presentación). Las sorpresas continuaron con el tercero de Trapaseros, que dejó a Zeta Zetas con un accésit. En Presentación se cumplió la lógica y venció Mamelucos en el apartado de vestuario, dejando para Mas Qlocas el tercer escalón del podio

Ni Pico ni corto
Para los de Carlos Estévanez estar entre los ocho elegidos era ya como haber pillado cartón. Y si además tenían la ocasión de abrir la velada cuando más fresca y entregada estaba la grada, pues el galardón alcanzaba la excelencia. Los de El Toscal aprovecharon la inercia para intentar pasárselo en grande en sus primeros minutos en el escenario pese a que la presentación previa les hizo esperar más de la cuenta. Pero desafortunadamente su actuación de ayer fue una versión pobre de lo interpretado el miércoles. Su primera canción, Un caníbal divertido, con camisa de fuerza incluida de la que se zafan para tratar de comerse al jurado. Costó entenderlos en sus primeras estrofas, y parecieron ir una marcha por debajo de lo que requería la interpretación. Prueban a varios personajes como Rajoy, que les sabe «a cabrón», y Artiles, que les devuelve la mordida. Luego se enamoran y acaban encontrando un «solomillo en la entrepierna de la chica». El caníbal ni fue divertido y acabó fagocitando a la propia murga.
Quisieron tirar de sabrosura, reguetón y flow para encarnar a un moderno ligón de discoteca. Pero de nuevo fueron a menos revoluciones de las necesarias e incidieron en unos profundos baches de inteligibilidad, por lo que sus golpes apenas llegaron a la grada. «Voy a ser tu lapa, cosita guapa», se les entendió en algún momento. Fue en el giro final, cuando dejan atrás su personaje para convertirse en murgueros, cuano ganaron advirtiendo que la Ni Pico «nunca dejará de salir». Por fin ganaron en ritmo y energía, pero demasiado tarde. Aún así, con su Chicharrero de corazón acabaron con un buen sabor de boca ante una grada entregada ante el huracán bambón que se avecinaba.

Bambones
Da igual que los de Primi sean primeros o últimos, que lo borden en la fase o que, como en esta ocasión, no hayan terminado de llenar. Ayer demostraron nuevamente que son la murga de moda con un Recinto totalmente entregado desde su pasacalles. «Ya se puede morir uno tranquilo», dijo su director antes de los dos temas. Ambiente perfecto para desquitarse de lo de hace dos días. Y desde luego que lo lograron. Lo hicieron con dos retrospectivas hacia el pasado y su derivación en la actualidad. En la primera ¿Qué fue de? se preguntan por todo aquell que ha desaparecido. Desde «las bragas de Tavío», el «Cine X en medio de El Toscal» y hasta el cierre de la Casa La húngara. Genial el golpe de la fuente cibernética, que «solo se usó una vez como un cóndón y en Carnaval». Recuerdo a varias tiendas (El Globo, Las Tres Muñecas) y añoranza al prometido Santa Cruz abierto al mar. Subieron el nivel con un guiño a los obreros. Se preguntan si ya está «extinguida la construcción» y se lamentan de que «esos culos no tienen piropos que le suban la moral». Su particular Iker Jiménez les sirve para presentar a su Ramón El ferralla antes de su tradicional viaje a Gran Canaria. Detalles frescos en medio de un ritmo fuerte y sin rodeos. Ni con los adornos que tanto le perjudicaron el miércoles. Subieron un escalón más con los canariones que se lanzan contra el jurado parodiando el ascenso fallido de la UD. Por si les faltaba algo tocaron la fibra con un sentido homenaje a los personajes de la fiesta ya desaparecidos, como Tom Carby, Peggy , Charlot, Enrique González, Celia Cruz€ «Sueño con volverlos a encontrar en el cielo donde habrá un gran carnaval». La receta perfecta para ponerle broche de oro a su tema.
En su segunda canción los de El Cardonal le dieron un giro de tuerca a su punzante ironía. Y es que 2015, odisea murguera fue un recorrido por la historia de las murgas, pero también un rajazo velado a aquellos grupos que han acabado dando prioridad a parodias, parafernalias y atrezzo antes de poner por delante a la letra. Van desde el nacimiento con raíces gaditanas (con recuerdo a Las Palmas, donde «siguen estancadas») antes de llegar a la época de la censura, donde les obligan a cambiar estrofas para no poder atizar a Soria y ni a Repsol. Así, en vez de «que te den por culo» prefieren «encerrarlo en un cuarto oscuro y que te hagan una prospección». Pasodoble con aroma de la Fufa y referencia a las complicación que implican las voces con interacción con la grada. Y ahí Bambones fueron tan ingeniosos como sibilinos para abordar los artificios de adorno de esta época moderna. Los movimientos («no hace falta tanta letra»), los gestos hacia los políticos, y si «no se te ocurre nada mete a una comparsa» e incluso «al Orfeón La Paz». Gag telefónico (que recordó a Triquikonas de 2014) y al final «todo junto» sobre el escenario «que eso suma puntos». Lo que no ha cambiado, admiten, es «rimar el final con Carnaval». Entre viaje y viaje, ingenio en su letra y fiesta para la grada. Como en su primer tema, la combinación perfecta para embriagar a todos los presentes.

Mamelucos
Salir detrás de Bambones y además prescindir de su clásica y tradicional entrada dejando de lado la brillantez de su disfraz (por mucho que tuviera ya ganado cartón en Presentación) fue una apuesta muy arriesgada para Mamelucos. En su puesta en escena reivindicaron la letra y le dieron un rajazo a Tino Guzmán y José Manuel Corrales por su censura a la Fu-Fa. Arrancaron con Sin motivos aparentes. Un tema que en apariencia iba a ser un canto al Carnaval, pero que acabó teniendo como protagonista principal los problemas intestinos de las murgas. Lejos de pasar por alto con señorío y grandeza su 0,75 del año pasado, los de Xerach Casanova entraron el trapo. Luego, «mangantes de la Comisión», «sillas adjudicadas en el coso», «la mala organización de la cabalgata», «el concurso es diferente aunque parezca lo mismo»…
Los de La Noria estaban cantando con rabia y corazón, pero las faltó cabeza para evitar algunos baches en sus voces. Tono y finales de estrofa se tambalearon, y no pocas veces. Se esperaba un cambio de registro, pero Mamel siguió aportando cosas ya de sobra conocidas: «En mis 30 minutos canto lo que quiera», «visitas de los políticos a los grupos para votos sacar», artistas de fuera que «dejan las migajas para los de la tierra». Y cuando tuvieron la oportunidad de levantar en su final, volvieron a meterse en asuntos internos al llamar «lengüines» a aquellos murgueros que no saben mantener sus letras en secreto. Esta vez le abandonó la perfección de sus voces para poder maquillar sus otras lagunas.
Buena propuesta la de su segundo tema Todo con la P del pretérito perfecto simple del verbo putear. Lo que prometía ser un tema cargado de ingenio acabó ahogado en su propio contenido. Ya su vista atrás sobre lo que han cantado (se remontaron hasta El observatorio de mediados de los 80) se hizo algo larga. Se deciden a cantarlo todo con la letra P: «Político pasando y puteando, predican promesas, pobreza, payasos, privatizan, pringados, peseteros y quien sufre es nuestro pueblo€». Retahíla muy potente pero sin respiro. Eligieron palabras para el canarión (palometas y poligoneros, y prepotentes los aficionados de la UD), y definieron irónicamente como «precioso» el mamotreto. Corregidos sus desajustes en voces, Mamelucos fueron de un lado a otro, con mucho contenido y con un ritmo de vértigo. Seguramente demasiada velocidad para que la grada digiriera el tema. Y así, en una letra para leer o para ser analizada de varias veces, la murga, y los que ayer le escucharon, acabaron atragantados.

Trapaseros
Tras el buen sabor de boca dejado en la fase, Trapaseros llegó con la misma potencia de siempre. Enseguida demostraron que tiraron en las eliminatorias la mayoría sus mejores cartas. Se convirtieron en supervisores encargados de prohibir, lo que aprovechan para cargar contra las medidas prohibitivas que se encuentran, por ejemplo, en Carnaval. Quisieron llegar, pero no lo lograron, tal vez porque trataron temas ya manidos este año (murgas infantiles y ascenso frustrado de la UD). No se les puede discutir la fuerza que trasmiten.
A continuación se vistieron de lavanderas tradicionales. Y ahí Trapaseros traicionó en parte su identidad al no cuidar al más mínimo detalle el atrezzo. No estaban ni el jabón lagarto que aparecía en el título ni al menos una piedra de lavar. Solo tendederos y un par de liñas. Su hilo argumental fue muy débil por momentos y hasta confuso y forzado. Nombraron a Bárcenas, «un golfo con arte, que limpia más que yo sin frotar y sin tenerse que esforzar», pero se perdieron (por la lejanía) entre los políticos imputados del Norte. Referencia a Soria («eres un godo más») y Repsol a la que le faltó actualización. Nunca perdieron potencia ni seguridad, pero en su final dieron la sensación de repetirse. Cumplieron presencia con dignidad, pero estuvieron lejos de otras actuaciones de mayor brillantez.

Traviata
Sí fue fiel a su estilo Traviata. Dos prometedoras y originales propuestas, mucha potencia en su mensaje y, sobre todo, sendos finales lo más arriba posible. Exactamente igual que hicieron en la fase. En su primera interpretación montaron una tienda de segunda mano en la que cupo de todo. Crítica con el agua que se acaba vendiendo a precio de oro, y la obra del barranco de Santos; e ironía con la paellera que piden los políticos con los que hacer paellas y «comprar votos». Tomo más sentimental con el cobro de los nichos, y vertiente más humorística con la pócima para ser como Bermúdez y que solo los convierte en más pequeños. Patinaron por momentos, pero remontaron de manera bárbara comprando «el hotel en ruinas de Añaza y dárselo a los que no tienen casa», «la plaza de toros y hacer el museo del Carnaval» y hasta «dos hospitales para que no haya más camas en los pasillos». Mensaje cercano, sentimiento, y algunos componentes al filo del escenario para dar aún mayor fuerza a un mensaje al que respondió de lleno la grada.
Los de Josechu Álvarez se convirtieron luego en quiosqueros que aprovechan el nombre de varios rotativos. Primeros los locales y luego los nacionales, para resumir que la prensa es «corrupta y está vendida». Tiran hacia el humor con las promociones regaladas por los diarios (cupones de un sonotone para el jurado), pero recuperan el tono más crítico regalando la carretilla a los políticos «para que trabajen». Ya la grada respondió y terminó de explotar con una retahíla tan prolongada como cargada de potencia contra Soria, y una proclama para que cada uno redacte su futuro. Rúbrica perfecta a su actuación y también la mejor manera de hacer remontar la final.

Zeta Zetas
Tras el grandísimo sabor de boca dejado en la primera de las tres fases, Zeta Zetas le dieron continuidad a la tecnología. Y es que tras el robot se dedicaron a poner en escena varios inventos. Desde un móvil de última generación por telepatía que llama a Rajoy cuando le entran retortijones, el cambiaformas, una máquina de la verdad, otra para variar el estado de ánimo. Todo muy cogido con alfileres. Sin profundidad en las letras, sin coordinación en los números, sin respiro€ Y para rematar, voces que se iban de tono y se solapaban. Tiraron de sentimentalismo y de un mensaje social para tratar de remontar el vuelo, pero cualquier comparación con la fase era un insulto.
Los de Javi Lemus parecían haber tirado por tierra su trabajo de las eliminatorias, pero en realidad tenían sumergido un tesoro en su segundo tema. Al menos algo diferente e impactante. Dentro del camino que llevan marcando unos años. Y es que Zeta Zetas volvió a recurrir a la oscuridad del escenario para representar esta vez una pecera fluorescente. Efecto visual de primera categoría que estuvo acompañado por una musicalidad tremendamente animada. Del acuario salieron un pez globo, chuchos, medusas, salemas («que siempre se salva como Zerolo»)€ Tono humorístico, rapidez, y estribillo contagioso. El envoltorio perfecto para hacer disimular los problemas de inteligibilidad que salpicaron bastantes tramos de su actuación, lo que hizo que no llegaran todos sus golpes. «El que miente y no cumple con sus promesas es el pezsidente», dijeron. Como Mamelucos, Zeta Zetas parecía estarse ahogando entre velocidad y balbuceos, y por mucho que trataron de mantener (en lo que se entendió) su tono humorístico yéndose a Las Palmas, pero cambiaron de registro nombrando cómo se dañan las aguas canarias y atacaron a Soria mientras sacaban la silueta de las siete islas. Anonadada por los efectos visuales, la grada se terminó de rendir. El golpe maestro de la murga fue tal que poco importó no haber actualizado la temática de su final. Hacerlo les hubiera metido en lo más profundo de su acuario.

Diablos Locos
Casi al mismo nivel de popularidad que Bambones, Diablos Locos salió a escena en séptima posición. Bajo un esquema similar, trataron de repetir los réditos que le diera el año pasado su Fasnia. Pero lejos de tener el gancho de las orquestas canarias, su historia de la música se quedó en un remake sin profundidad alguna. Cada época les permitió sacar la palestra temas de actualidad. Los primeros, en la Prehistoria y el Medievo fueron excesivamente forzados. Ya en los años 20 recordaron a Charlot (y el negocio que se hizo con su homenaje), luego al concurso de murgas y por extensión a Mamelucos y el jurado, falsete arriesgado encarnando a Bee Gees, las tarjetas black con Michael Jackson, antes de que Montserrat Caballé y Fredy Mercury analizaran el cartel del Carnaval como el mapa del tiempo€ Por partes no se les entendió y no llegaron a la grada en ningún momento. Otro tema que invitaba a comparaciones más que odiosas.
Los de Masi Carvajal parecieron hacer el más difícil todavía en su segundo. Un tema de los suyos con la mayor carga de histrionismo posible y, por consiguiente, sin excesiva coherencia en su hilo argumental. Así, un viaje a Las Palmas y su comida en un restaurante provoca que a la murga le salgan tetas. Así, los trónicos se meten en un terreno pantanoso sin brillo por mucho que amagaron con algunos golpes, incluida una versión de su pasacalles. Pese a que trataron de interactuar con la grada nunca explotaron. Por ello, quizá la el única salida de emergencia que les quedaba pasaba realizar una exaltación pura y dura de la mujer. «Tiene más huevos que el hombre» y «no es solo unas tetas y un culo», cantaron antes de rendir homenaje a las enfermas de cáncer de mama. Homenaje tan sentido como forzado que al menos contó con la aprobación de la grada. Pero ayer Diablos no estuvo nunca cerca de su mejor versión. Al menos para la grada ya que el jurado consideró después de que eran acreedores del primer premio.

Triquikonas
En el disparadero tras una fase discreta, Triquikonas cerraron la final. Lo hicieron de entrada con un tema reivindicativo. Un rajazo en forma de pasodoble que les sirvió para desahogarse, quizá por aquello de que como ellas misma dijeron, estaba escrito en caliente. Contenido muy interno de su mundillo con estrofas a los «murgueros chaqueteros y mercenarios», el maltrato a los grupos infantiles, la división de los grupos críticos femeninos, y el preceptivo y obligado viaje al jurado por todo lo ocurrido el año pasado pese a que se contradicen diciendo que lo que vivieron «en el carnaval no se lo quita nadie». Tema muy ombliguista para tratar de equilibrar su actuación. Y menos aún si pretenden ser murga grande.
Tras su fase tenían una asignatura pendiente para recuperar su mejor humor. Pero ayer las de Almudena Domínguez dieron la sensación de que su techo llegó en 2014. O como mínimo que es muy complicado mantenerlo. Recrearon una soltera que se busca un novio, Rubén, y sale mal parada. Celos por sus amigas y paranoias por el whattssap que acaban con la relación. Triquikonas ofreció alguno de sus golpes, e incluso recobró la frescura y la sincronización que por momentos les falló en fase. Los malos rollos con otra mujer y el lenguaje corporal fueron otros de sus recursos para convencer, pero lo que hasta hace poco eran cañonazos de humor ayer se quedó en fuegos de artificio. Eso sí, su tozuda intención de proponer humor en medio de tanta crítica no se lo discute nadie.

 

 

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